Ho Ho Hola, chicossss. Feliz navidaaaaaaaaaaad, épocas navideñas o lo que sea. Ustedes me entienden. Como sea... Este mes les traigo una entrada muyyyyy especial y que me tiene muy emocionada, es un relato corto para la iniciativa ¿Real? Real que he organizado junto a Alexandra del blog Mundos literarios (del cuál amo el diseño, por cierto).
Así que dejando eso de lado, les dejo mi relato-no-relato para que maten un poco de su tiempo.
Ansío cosas con una emoción que resulta irritante para los demás en la mayoría de las ocasiones. Me obsesiono con pequeños acontecimientos hasta que pasan, y amo eso; así soy yo. Sonrío mucho y bailo y doy saltos de alegría y, sí. Suelo parecer ridícula e inmadura para los de mi alrededor, pero lo que mucha gente no entiende es que ser risueño y demostrar nuestros estados de ánimo no tienen nada que ver con nuestra madurez. La madurez no es eso, es saber cuando callar y cuando decir lo que se piensa.
Pero dejando de lado mi intento de autodescripión y todo este... Mmm, dilema, de típico adolescente filosófico de mierda, vamos al grano de la historia. La navidad. Uno de esos eventos que más me emocionan y ponen loca. Y es que la cena, el año nuevo y mi cumpleaños son mucha información para procesar en tan solo treintaiún días.
Suelo tener muchos momentos en esta época tanto con amigos como con familia, que si intentara contar alguno probablemente no entenderían. Porque, venga. Los chistes privados no se dicen en reunión, es mala educación. ¿... O esos eran los secretos?
Ay, como sea. El punto es que no hay nada como los merengues y los villancicos, a veces una que otra bachata y la comida de la abuela. Los primos emborrachándose y sacándome a bailar, los tíos tomando fotos para capturar la felicidad.
Monopoly, Twistter y Parché para pasar el veinticinco. Un poco de trampa de todos y creamos un jurado. Salir por todo el vecindario con estúpidas excusas, para toparse con amigos y hacer locuras por un rato.
En realidad sí, navidad es uno de mis períodos favoritos de todo el año. Las risotadas, las locuras, la ilusión de jugar con juguetes nuevos, de volver a reunirse con la familia después de un largo año. Son las vacaciones merecidas que tanto necesitamos.
Todo lugar se siente como casa y nadie tiene miedo de mostrar esa chispa que yo llevo dentro todo el año.
Hola, soy Sarai del blog Soy Invenciblee.
ResponderBorrarMe encanta tu blog :))
¿Nos seguimos? Te dejo mi blog:
https://soyinvenciblee.blogspot.com.es
TE ESPERO :))
Okay
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